Un dejo de melancolía
envuelve mi corazón,
no sé si debe ser este clima
o tan solo es el corazón que
como siempre te llama.
Te llama desde lejos,
te llama desde lo profundo.
Te busca entre la gente,
te busca entre las cosas.
Compara a cada instante
si esto o aquello
seria lo mismo estando
tú al lado.
Pequeñas trampas de los recuerdos,
igual que estos versos,
sólo afloran en el momento oportuno
cuando todo se estaba poniendo tieso,
e intentan salvar, rememorando,
lo que se estaba perdiendo.
No sé si será tan solo ocurrencia mía,
o en los días de lluvia, como que
caen las caretas, dejando ver las
cicatrices que ocultaban...
No lo sé, pero vale la pena entonces
que llueva a cántaros si quiere.
Para ver si así no nos conmueve
ver nuestras falsas verdades corriendo por entre los raudales
y sintiendo a carne propia
nuestras autenticas verdades...
Esteban Miranda
lunes, 10 de febrero de 2014
Lo bueno de la lluvia
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